El duelo perinatal comparte aspectos con el duelo como proceso general. No existe un duelo perinatal igual a otro y duele como duele cualquier otra pérdida. También comparte las estadísticas que afirman que el duelo, en un porcentaje muy elevado de los casos, es un duelo sano y se puede superar sin ayuda.
El duelo perinatal es aquel que se produce tras la pérdida de un bebé durante el embarazo, o en los momentos previos o posteriores al parto. En este tipo de duelo concurren dos momentos vitales antagónicos: la vida y la muerte. Este hecho marca definitivamente un proceso que tiene matices específicos. Para la madre gestante esta experiencia supone un choque brutal en el que los dos extremos de la vida se hacen evidentes.
Aspectos diferentes del duelo perinatal
Por otro lado, en ningún otro tipo de duelo el doliente tiene ese componente hormonal tan elevado que va dirigido a la maternidad, al desarrollo del vínculo, a la generación de la vida. La muerte del bebé -ya sea en el útero materno, a los pocos días de nacer o durante el parto- supone una ruptura abrupta con las expectativas de la futura madre.
Otro componente absolutamente diferenciador es el shock que las madres viven alrededor de esta pérdida, que es realmente compleja de asimilar porque las hormonas, el cuerpo, envían indicadores contradictorios. El cuerpo de la mujer genera prolactina versus cortisol y acetilcolina, formando un cóctel difícil de gestionar para la madre.
El tabú en torno al duelo perinatal
Se habla poco de la muerte que se produce durante la gestación, o en los momentos cercanos a ésta. El hecho de no hablarlo no nos ayuda a alejar o evitar esa realidad, sino que nos desprotege.
No estamos preparados ni social ni profesionalmente para atender un duelo de estas características: las matronas, las enfermeras, los médicos… no encuentran palabras ni saben qué hacer en esas situaciones.
El duelo no reconocido por la pérdida de un bebé
Un último aspecto que tienen en común este tipo de pérdidas es la deslegitimización de su vivencia. A menudo el entorno les resta importancia con frases como:
- «Puedes tener más hijos».
- «No has tenido tiempo de encariñarte de él».
- «Habrá sido para bien…»
En general se resta valor o importancia al dolor de la mujer que ha perdido a un bebé de forma prematura. Y si hablamos del padre, la importancia que se le da suele ser prácticamente inexistente. Esto hace que los padres que viven esta experiencia se aíslen y sólo compartan su dolor con personas que han atravesado la misma situación que ellos.
Aspectos que facilitan el duelo perinatal
– El tiempo será un aliado importante, no el único, pero tiene que pasar para que el dolor se mitigue. El duelo requiere tiempo, como cualquier otro proceso.
– La legitimación del dolor. Lo hemos hablado en otras ocasiones, hay que permitir y normalizar el dolor, porque todo aquello a lo que nos resistimos persiste y todo aquello que permitimos fluye.
– Poder entrar en contacto con asociaciones que permitan establecer lazos con padres y madres que han vivido esta experiencia. En España, “Umamanita” o “El parto es nuestro” trabajan sensibilizando frente a la pérdida perinatal y atendiendo a mujeres que han vivido esta situación,
–Pedir lo que necesitamos. El duelo exige que los padres que han perdido a un bebé se centren en sus propias necesidades y se conviertan en agentes activos en busca de lo que necesitan, haciendo participar a la comunidad. No elaboramos el duelo en solitario, vivimos en comunidades y el duelo es un proceso que se vive y se resuelve también en comunidad.
– No dar nada por sentado. A veces las palabras tienen significados distintos para cada persona. Es fundamental aclarar el significado que tiene la pérdida para cada doliente porque es ahí dónde reside la clave del duelo y es también lo que diferencia un duelo de otro. Es necesario profundizar en la experiencia, comunicarse, abrirse a otros y compartir para salir del dolor.
– Mantener la confianza en que se puede resolver y en que se puede superar. Podemos alimentarla con mensajes propios o de otros, con frases como “Esto también pasará”, o “No desesperes porque de las nubes más negras cae agua limpia”, o “No hubo noche por oscura que fuera, que no amaneciera”.
Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno.
Para más informacion : www.fundacionmlc.org